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JUVENTUDES ?LATINOAMERICANAS? EN BUENOS AIRES. LUCHAS MIGRANTES Y CONFIGURACIONES TRANSNACIONALES DE LO LOCAL
Argumentos - Revista do Departamento de Ciências Sociais da Unimontes, vol.. 15, núm. 1, 2018
Universidade Estadual de Montes Claros

Dossiê

Argumentos - Revista do Departamento de Ciências Sociais da Unimontes
Universidade Estadual de Montes Claros, Brasil
ISSN: 1806-5627
ISSN-e: 2527-2551
Periodicidad: Semestral
vol. 15, núm. 1, 2018

Recepción: 24 Febrero 2018

Aprobación: 04 Junio 2018

Resumen: En este artículo analizamos algunos fenómenos en torno a la movilidad y la no movilidad en las migraciones Sur-Sur, a partir de la experiencia de un segmento de jóvenes latinoamericanos en Buenos Aires. La investigación incorpora la perspectiva de las movilidades y una metodología etnográfica para comprender las experiencias de transnacionalismo político en la región, con foco en las juventudes migrantes. De este modo, primero resumimos un perfil socio-demográfico de las/os jóvenes para comprender quiénes conforman estas juventudes migrantes en la ciudad. Luego, revisamos los factores que influyeron en la migración de estas/os jóvenes y en sus procesos de organización política. En tercer lugar, articulamos una perspectiva transnacional de las migraciones analizando la experiencia de las/os jóvenes en el espacio de la ?localidad? atravesada por múltiples escalas. Por último, reflexionamos sobre las nuevas formas de ciudadanía que estas juventudes latinoamericanas construyen en las luchas migrantes de Argentina.

Palabras clave: juventudes, movilidad, movimientos sociales, transnacionalismo, escalas.

Resumo: Este artigo analisa alguns fenômenos relacionados à mobilidade e à não mobilidade nas migrações Sul-Sul, com base na experiência de um segmento da juventude latinoamericana em Buenos Aires. A pesquisa incorpora a perspectiva de mobilidades e uma metodologia etnográfica para entender as experiências do transnacionalismo político na região, com foco na juventude migrante. Desta forma, primeiro resumimos um perfil sociodemográfico dos jovens para entender quem são os jovens migrantes na cidade. Em seguida, revisamos os fatores que influenciaram a migração desses jovens e seus processos de organização política. Em terceiro lugar, articulamos uma perspectiva transnacional das migrações analisando a experiência dos jovens no espaço da "localidade" atravessada por múltiplas escalas. Por fim, refletimos sobre as novas formas de cidadania que esses jovens latino-americanos constroem nas lutas migrantes da Argentina.

Palavras-chave: juventude, mobilidade, movimentos sociais, transnacionalismo, escalas.

Abstract: In this article we analyze some phenomena related to mobility and non-mobility in South-South migrations, based on the experience of a segment of Latin American youth in Buenos Aires. The research incorporates the perspective of mobilities and an ethnographic methodology to understand the experiences of political transnationalism in the region, focusing on migrant youth. In this way, we first summarize a socio-demographic profile of young people to understand who make up these migrant youths in the city. Then, we review the factors that influenced the migration of these young people and their processes of political organization. Thirdly, we articulate a transnational perspective of migrations analyzing the experience of young people in the space of the "locality" crossed by multiple scales. Finally, we reflect on the new forms of citizenship that these Latin American youths build in the migrant struggles of Argentina.

Keywords: youth, mobilities, social movements, transnationalism, scales.

Introducción

El campo de los estudios migratorios en Argentina evolucionó en función de diferentes procesos históricos en el país y en la región. Desde principios del siglo XXI observamos nuevos abordajes teórico-metodológicos que cuestionan el marco nacional como único foco desde el cual abordar la relación entre las migraciones y el Estado. Al respecto, Domenech y Pereira (2017) señalan que un cambio de escalas fue desplazando el análisis desde estudios centrados en las ?migraciones limítrofes? al abordaje de las migraciones en el espacio local y regional, ?mercosureño o sudamericano?. Además, hubo una progresiva renovación de temas, entre los cuales los autores destacan la potencialidad de los análisis sobre las ?luchas migrantes? que permiten desnaturalizar la existencia de las fronteras políticas (2017: 100).

En este trabajo analizamos un segmento particular de jóvenes ?latinoamericanos? en Buenos Aires, quienes despliegan una acción política transnacional en el reclamo de sus derechos como migrantes en Argentina y también como emigrados de los respectivos países de origen. Entre los meses de enero y diciembre del 2017 realizamos un trabajo de campo con observación participante en actividades de los colectivos juveniles como asambleas, festivales, marchas y protestas, presentaciones de libros, actos partidarios, etc. A la vez, realizamos un seguimiento y registro etnográfico de su actividad en las redes sociales como las fan page de los colectivos y grupos de Facebooken común. Por último, también incorporamos el trabajo con fuentes provenientes de medios de comunicación independientes en los que las actividades de los colectivos cobran visibilidad como artículos en revistas online y sus propias producciones audiovisuales.

Así, en primer lugar, describimos algunas características socio demográficas significativas que configuran a este segmento de jóvenes como una nueva migración, diferenciándose de corrientes anteriores. Además, a partir de sus circuitos de sociabilidad y de sus prácticas políticas, analizamos la subjetividad que construyen como ?jóvenes latinoamericanas/os?, ya sean migrantes y/o hijas/os de migrantes, factor que se ve atravesado por distintos procesos de movilidad/no movilidad.

En segundo lugar, recurrimos a una perspectiva global de las migraciones que, a través de un análisis histórico y multiescalar, ilustra la comprensión de algunos procesos sociales, políticos y económicos a nivel local, nacional y regional que delinearon a Buenos Aires como una ciudad global en la que hoy tiene lugar el fenómeno de estas juventudes migrantes y su expresión en la arena política. Para ello, revisamos brevemente algunos fenómenos centrales que acontecieron en las últimas dos décadas en el país y en la región.

En la tercera parte, analizamos las luchas migrantes desarrolladas por las y los jóvenes en el marco de dos aspectos interconectados: ¿Qué formas de ciudadanía desarrollan en Buenos Aires?, ¿En qué medida las prácticas políticas transnacionales de estas juventudes migrantes pueden re-configurar las características de ?lo local??

Finalmente, en las conclusiones sintetizamos los principales ejes analizados y elaboramos algunos apuntes para reflexionar sobre las limitaciones y potencialidades de esta experiencia de organización política de jóvenes latinoamericanas/os en Buenos Aires. Para ello, tenemos en cuenta la influencia de las estructuras de oportunidad política en los cambiantes contextos sociales y normativos de las sociedades puestas en contacto a través de la migración.

Juventudes latinoamericanas y su relación con la (no) movilidad

En este apartado examinaremos ¿Quiénes son las y los jóvenes latinoamericanos en Buenos Aires?, ¿Cuáles son los distintos procesos de movilidad que los atraviesan? y ¿Qué subjetividad política construyen en torno a la migración?

Las juventudes de origen migrante representan un rol significativo en términos numéricos en el país. Según señala el Diagnóstico de las Poblaciones de Inmigrantes en Argentina (2009), ?aquellos colectivos más dinámicos y que se actualizan con el tiempo tenderán a tener estructuras por edad más jóvenes?, cuestión que explica la predominancia de jóvenes entre los migrantes sudamericanos en comparación con los de ultramar (2009: 30). Así, la mayoría de las/los extranjeras/os en el país proviene de Paraguay, Bolivia y Perú, con edades entre 15 y 39 años (Censo Nacional de Población, 2010). Además, aunque no aparezca estadísticamente representada, a esos valores podemos sumarle la población formada por las/los jóvenes argentinas/os hijos de migrantes paraguayas/os y bolivianas/os que se auto identifican, en parte, con la condición migratoria de sus padres (Gavazzo, 2012).

Por otra parte, históricamente la migración temporaria o permanente de jóvenes estuvo motivada predominantemente por factores económicos, insertándose en un mercado laboral segmentado en trabajos precarizados y de escasa calificación laboral. Sin embargo, desde los años 2000, presenciamos el fenómeno de una nueva migración ?económica cultural? de jóvenes de sectores medios provenientes de Chile (Jensen y Perret, 2013), Colombia (Hernández, 2010) y Ecuador (Melella, 2014), entre otros países, que vienen a trabajar y cursar estudios superiores en el país.

De este modo, las ?juventudes latinoamericanas? presentes en Buenos Aires son muy heterogéneas con diferentes adscripciones nacionales (paraguayos, bolivianos, colombianos, etc.), regionales (sudamericanos, centroamericanos), económico-sociales (clase alta, media, baja), de género (gays, lesbianas, transexuales) y etarias (niños/as, adolescentes y jóvenes adultos/as).

En este escenario, el desarrollo de agrupaciones culturales y políticas entre jóvenes de diversas nacionalidades, nos invita a reflexionar sobre sus intereses y experiencias comunes en cuanto a la participación política transnacional que sostienen hacia los respectivos países de origen y, a la vez, la reivindicación de la migración como un derecho en el país de destino.

Entre las/los jóvenes activistas identificamos a quienes vinieron voluntariamente en el marco de sus proyectos migratorios individuales, quienes llegaron cuando niños o adolescentes como parte del proyecto migratorio de su familia y a los jóvenes argentinos hijos de padres migrantes.

Así, existen distintos procesos de movilidad a partir de los cuales se relacionan con la migración. Entonces nos preguntamos cómo afecta esta diversidad de situaciones a la construcción de intereses comunes y qué subjetividad política construyen a través de los procesos de movilidad y no movilidad que los atraviesan.

Al respecto, Glick Schiller y Salazar (2013) desarrollan una perspectiva teórica de las movilidades, que permite comprender al turismo, la migración internacional, las migraciones internas y los desplazamientos forzados como diferentes tipos de movilidades atravesadas por lógicas de circulación particulares, desiguales e interdependientes. Según este enfoque, existen distintos e interconectados ?regímenes de movilidad? en los que los desplazamientos ocurren, ya no sólo entre barreras geográficas, sino también dentro de relaciones sociales y económicas asimétricas. Esto comprende, en el espectro de las movilidades la diferenciación entre unas privilegiadas y otras estigmatizadas; por otra parte, también se refiere a los contactos transnacionales que conectan procesos de movilidad y no movilidad entre las personas puestas en contacto. Además, el concepto de ?régimen? permite comprender las lógicas de construcción de las desigualdades por los Estados y las instituciones internacionales de control que permiten y/o condicionan el tipo de movilidades según las necesidades de acumulación del capital en la etapa de globalización actual.

Este enfoque puede ser útil para comprender las diversas experiencias de movilidad entre las juventudes latinoamericanas en Buenos Aires. Al respecto, observamos que algunos jóvenes migraron al país con el proyecto de estudiar, trabajar por un tiempo y luego retornar. Durante el proceso, la mayoría busca la posibilidad de viajar para ver a sus familias en los veranos. De este modo, desde su condición de extranjeras/os en Argentina y permaneciendo en estrecha vinculación con la sociedad y la política en el país de origen, estos jóvenes tomaron conciencia de sus derechos como migrantes en el país de destino, a la vez, continuaron ejerciendo una ciudadanía activa con respecto a sus derechos en el país de origen.

Con respecto a las/los jóvenes que nacieron en Argentina, ellas/os no atravesaron la experiencia de migración, pero sí protagonizaron circuitos de movilidad. A partir de un estrecho vínculo de crianza y socialización con pautas culturales del país de origen de su núcleo familiar, cuando adolescentes emprendieron viajes a estos lugares que, muchas veces, terminaron reforzando un sentido doble de pertenencia. Así, estas/os jóvenes argentinas/os sostienen una participación activa en colectivos o agrupaciones de migrantes y se involucran en la política transnacional porque suelen identificarse con el origen migratorio de sus padres, con expectativas de mejorar la situación de parte de sus familias acá y allá.

En resumen, en un caso observamos procesos de movilidad entre jóvenes que realizan migraciones internacionales desde el país de origen hacia el país de destino y, viceversa, mediante desplazamientos de retorno temporario o turismo en el propio país de origen. Por otro lado, encontramos procesos de no movilidad en el sentido de jóvenes nativos que no han migrado, pero sí que, en muchos casos, realizaron eventuales viajes hacia el país de origen de sus familias. De este modo, diferentes procesos de movilidad producen similares experiencias en cuanto a la construcción de una ?subjetividad migrante? entre quienes experimentaron la migración y quiénes no.

La politóloga colombiana Gloria Naranjo, a partir de sus estudios sobre los movimientos sociales define una subjetividad migrante como ?la capacidad de ubicarse en distintos territorios, ampliar relaciones sociales y hacer parte de redes sociales (no atadas a fronteras geográficas, políticas o culturales) con la potencialidad de diversificar los sentidos de pertenencia? (Naranjo, 2016: 60). Desde esta perspectiva podemos comprender que la movilidad es generada y genera nuevas experiencias de sociabilidad, de pertenencia y de relación con el espacio entre jóvenes.

La construcción de estas subjetividades cobra relevancia en contextos signados por la desigualdad y la interdependencia entre las movilidades. Al respecto, Schiller y Salazar (2013) señalan que la intersección entre distintos regímenes de movilidad muchas veces produce nuevos modos de confinamiento y explotación. Tal es el caso de refugiadas/os que se ven obligadas/os a salir de sus países y que al emprender la migración ?ilegal? en Europa, luego se ven condicionadas/os a moverse en determinados espacios dentro de las fronteras (Glick Schiller y Salazar, 2013: 190).

Por otra parte, observando el caso latinoamericano podemos señalar que el paulatino incremento de medidas restrictivas de la migración puede generar espacios de control y confinamiento, pero también nuevas movilidades que habiliten formas de resistencia entre las/os jóvenes migrantes. Por ejemplo, a través de los viajes de retorno temporario, muchas/os jóvenes circulan información, experiencias, saberes, ideas, objetos y contactos sobre las redes de lucha social y política que pueden tramar a un lado y al otro de las fronteras contra los límites que los Estados buscan imponer a las migraciones y a la movilidad de las personas.

Así, esta juventud latinoamericana, compuesta por migrantes y por hijas/os de migrantes, cuenta con distintas relaciones en torno a la movilidad/ no movilidad y a partir de sus diversas experiencias construye una ?subjetividad migrante? que la lleva a confluir en un contexto espacial, histórico, social y político particular. A continuación, examinamos el rol geográfico y geopolítico de Buenos Aires y de Argentina en la región, conectando los procesos de movilidad y de expresión política entre las/os jóvenes.

Buenos Aires en la nación: migrar y militar

En esta sección exploramos las experiencias de movilidad de las/os jóvenes a la luz de algunos factores históricos de importancia a nivel local y nacional que configuraron a Buenos Aires como una ciudad de destino. Nos preguntamos ¿Qué factores posibilitaron la migración de estas/os jóvenes en Buenos Aires? ¿Cuáles fueron sus motivos para migrar? y ¿en qué medida ello condiciona su experiencia migratoria?

La perspectiva global de las migraciones sostiene que la agenda neoliberal reestructura las relaciones sociales de producción en base a las necesidades del capitalismo global y, en el proceso, genera cambios en las localidades de asentamiento de los migrantes. Por ello, observar los fenómenos sociales desde una escala de ?análisis de la localidad? resulta clave para comprender las migraciones dentro de un paradigma global de poder (Glick Schiller, 2010: 22).

En primer lugar, si bien la migración se da por diversas situaciones, a partir del trabajo de campo encontramos que a las tradicionales causas económicas se suman otras de índole educativa, social y política en los recorridos de los jóvenes. Muchos vinieron a cursar estudios superiores en Buenos Aires como consecuencia de la privatización de la educación universitaria en sus países de origen. En este sentido, jóvenes chilenas/os y colombianas/os se reconocen como ?exiliadas/os educativas/os o de mercado? [2], en tanto fueron expulsados de sus países por una situación que no les permitía continuar estudiando. Por otra parte, encontraron la posibilidad de hacerlo en Buenos Aires debido a la gratuidad y calidad del sistema de educación pública y también por los menores costos de la educación privada, en comparación con el sistema educativo superior en los países de origen.

Si bien existen otras universidades nacionales en diversas provincias del país, como Santa Fe, Córdoba o en zonas limítrofes como Mendoza y Misiones, la ciudad de Buenos Aires concentra otros elementos que la hacen más atractiva. Por ejemplo, jóvenes paraguayos sostenían: ?no podíamos desarrollar nuestro arte en Paraguay entonces tuvimos que migrar. El polo cultural por excelencia para nosotros es Buenos Aires, así como para un montón de países de la región, y confluimos acá? [3]. O bien, otro joven paraguayo contaba que la expulsión se dio para él en otros términos ?vine un poco enojado de allá, por mi sexualidad no tenía contención en mi casa ni de amigos? [4] y justamente la migración le posibilitó desarrollar un amplio activismo en la comunidad LGBTIQ de Buenos Aires. En ambos casos podemos señalar que las políticas de fomento a la cultura y las políticas de reconocimiento a la diversidad sexual fueron elementos significativos que se constituyeron como factores decisivos a la hora de elegir un destino para migrar.

También podemos observar que, en muchos casos, frente a condiciones expulsivas en sus países de origen, los jóvenes tomaron la decisión ?no tan voluntaria? de migrar. Al respecto, Naranjo (2015) señala que muchas veces son borrosas las fronteras entre una migración voluntaria y una migración forzada, de manera que el concepto de ?migraciones mixtas? permite reflejar mejor las experiencias de movilidades que no entran en las categorías jurídicas de los Estados. De este modo, la migración en Buenos Aires apareció para éstas y éstos jóvenes como una vía de escape a la expulsión, lo cual les permitió concretar sus proyectos de formación laboral y educativa en una ciudad ?cosmopolita? con posibilidades educativas, laborales, de expresión cultural y política.

Por otra parte, podemos destacar que además de las políticas educativas, también fue de fundamental importancia el cambio en la política migratoria argentina. La Ley N° 23.439 se caracterizó por ser restrictiva, persecutoria y criminalizadora de población limítrofe, agravando la situación de ?ilegalidad? de los migrantes al exigir requisitos inalcanzables para conseguir la residencia [5]. No obstante, la nueva Ley de Migraciones Nº 25.871, sancionada en diciembre del 2003 y promulgada en el año 2004, se basó en dos pilares novedosos: el énfasis en la protección de los derechos humanos de las personas migrantes, y una perspectiva regional que reconoce la centralidad de la migración latinoamericana en la conformación de la sociedad argentina [6]. Muchos de estos jóvenes ingresaron al país desde el 2007 en adelante apelando a su ?ciudadanía mercosureña? y/o por el criterio de ?reunificación familiar? ?dato que explica el diverso origen migratorio y etario de las juventudes latinoamericanas que observamos en las agrupaciones políticas. A diferencia de lo acontecido en décadas anteriores, dichas condiciones de integración legal y social en el país de destino influyeron considerablemente en la inserción de las y los jóvenes migrantes.

Ahora bien, teniendo en cuenta los factores antes mencionados podemos avanzar sobre otro de nuestros interrogantes ¿Por qué una vez llegados a Buenos Aires las y los jóvenes se organizan políticamente? Al respecto, creemos que dos elementos clave nos permiten comprender este proceso.

En primer lugar, el cambio en la ley migratoria ocurrido en los años 2000 reflejó la larga lucha que diversas organizaciones de migrantes y para migrantes desarrollaron durante la década de los ?90 por el reclamo de sus derechos (Mardones, 2005 y Correa, 2006). En este sentido, existe en Buenos Aires una larga tradición de organización política entre los diversos colectivos de migrantes en torno a la construcción de demandas por una nueva ley migratoria en Argentina, por el acceso al voto migrante en la ciudad y por el derecho al voto en el exterior en sus respectivos países de origen (Gerbaudo Suárez & Sander, 2017).

En segundo término, el fenómeno de politización de las juventudes acontecido en Argentina desde las últimas dos décadas fue un proceso que también influyó sobre las juventudes migrantes. Al respecto, Vommaro (2015) señala que, luego de la fuerte crisis económica que vivió el país en el año 2001, se produjo un ensanchamiento de los espacios de la política en la vida social, que involucró fuertemente a las/os jóvenes con un renovado interés en la participación política. La experiencia de formas de participación alternativas entre los sectores populares y los sectores medios se observó en que ?los jóvenes fueron protagonistas, tanto mediante su participación espontánea en las protestas callejeras, como a través de las organizaciones en las que participaban (piqueteros, estudiantiles, culturales, entre otras)? (2015: 39). Así, el autor explica que entre los años 2003 y 2015 los sucesivos gobiernos kirchneristas supieron canalizar la progresiva participación juvenil en espacios más tradicionales de participación democrática como los partidos, los sindicatos y los grupos de interés.

En la escala regional, Rodríguez (2012) también señala que en varios contextos nacionales puede observarse un renovado interés de las/os jóvenes por la política, quienes desarrollan capacidad organizativa y visibilización pública en sus reclamos, lo que caracteriza como ?nuevos movimientos juveniles latinoamericanos?. En nuestro caso, consideramos significativo que entre el segmento de jóvenes en que focalizamos, la mayoría de las/os migrantes llegaron al país luego del 2007 en pleno clima de efervescencia política juvenil. Asimismo, tanto entre las/os migrantes como entre quienes son hijas/os de migrantes se da el fenómeno de la participación en partidos políticos argentinos y extranjeros. Este fenómeno de la ?militancia simultánea? es un rasgo que no entra en contradicción, sino por el contrario expresa nuevas formas de construir y formarse en la política, a diferencia de la generación migratoria que los precede (Gerbaudo Suárez, 2016).

De este modo, observamos que tanto factores locales y nacionales de diversa índole como políticas públicas (migratorias y educativas), pero también imaginarios culturales y una tradición de organización cultural y política entre migrantes y entre las propias juventudes argentinas fueron elementos que facilitaron la migración y la expresión política de estas/os jóvenes latinoamericanas/os en la ciudad. Ahora bien, consideremos estos fenómenos en la escala regional.

Buenos Aires en la región: integración y políticas de movilidad

Si buscamos comprender las transformaciones en ?la localidad? desde una perspectiva global de las migraciones, es útil pensar el escenario de la migración en Buenos Aires también a partir de los cambios en la región.

La antropóloga brasileña Bela Feldman-Bianco (2018) a partir de su estudio de larga duración sobre la movilidad de portugueses y brasileños entre Brasil, Portugal y Estados Unidos, señala que las depresiones económicas en el mundo permiten comprender las rupturas y continuidades en los movimientos de población. En este sentido, explica que las crisis económicas de los años ?80 y ?90 en Latinoamérica produjeron la emigración de personas desde las ex colonias hacia las metrópolis. Por otra parte, la recesión que golpeó fuertemente a Europa entre los años 2008-2009, y su política migratoria cada vez más restrictiva, derivó en una intensificación de los flujos Sur-Sur.

Esta mayor movilidad en Sudamérica puede entenderse a partir de una serie de gobiernos en la región, que desde el 2003 en adelante se pronunciaron a favor de la cooperación entre los países en el plano económico-comercial (MERCOSUR), en el plano político (PARLASUR) y en el plano simbólico construyendo la imagen de una ?Patria Grande?. Nos referimos a la asunción de las/los presidentes Lula Da Silva en Brasil (2003), Néstor y Cristina Kirchner en Argentina (2003), Tabaré Vázquez y luego José Mujica en Uruguay (2005), Evo Morales en Bolivia (2005), Hugo Chávez en Venezuela (1998), Rafael Correa en Ecuador (2006), Michele Bachelet en Chile (2006) y Fernando Lugo en Paraguay (2008). Con sus diferencias, nos interesa señalar aquí que dichos gobiernos, generalmente de carácter populista, se autodenominaron progresistas y acercándose a orientaciones de centro izquierda o de izquierda favorecieron la circulación de capitales y de personas entre los países. En este escenario, el cambio en la política migratoria argentina se presentaba como un modelo en la región y como un ?cambio de paradigma? en el país (Courtis & Pacecca, 2007; Nejamkis, 2012).

Ahora bien, según una perspectiva global de las migraciones, podemos repensar los cambios en la política migratoria en función de una regulación estratégica de los flujos de población de manera ?ordenada y eficiente? a la acumulación del capital. Así, el tránsito de una migración joven, económicamente activa y de países en sociedad comercial con Argentina, se produjo a partir de un modelo de ?gobernabilidad migratoria? ideado globalmente e implementado localmente para promover una gestión ordenada de las movilidades. En este sentido, algunos estudios critican el rol de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) quien garantizó la inclusión de un modelo de gubernamentalidad neoliberal a través de ?actores, discursos y prácticas específicas, diseñadas para materializar este marco mayor? (Estupiñán Serrano, 2013: 19). Asimismo, Domenech (2013) señala que, bajo el paradigma de gestión ordenada de las migraciones, en la región se avaló la implementación de ?políticas de control con rostro humano?, lo cual no representó un giro real para garantizar los derechos humanos de las personas migrantes.

Lo cierto es que la nueva política migratoria en Argentina configuró un régimen de movilidad que facilitó la migración de ciudadanos de los Estados miembros del MERCOSUR, en detrimento de otras movilidades que, por ser consideradas extra regionales, no contaron con las mismas ventajas para ingresar y regularizar su residencia en el país [7]. Al respecto, Glick Schiller & Salazar (2013) definen a los regímenes de movilidad como sistemas implementados por los Estados individuales, pero también por instituciones internacionales de control y regulación que afectan la movilidad de las personas. Así, la combinación de distintos regímenes de movilidad privilegia unos desplazamientos en detrimento de otros, en función de las necesidades de acumulación del capital (2013: 189).

De este modo, entendemos que el cambio en la política migratoria facilitó el tránsito y regularización de estas/os jóvenes latinoamericanas/os delineando, al mismo tiempo, diferentes regímenes de movilidad en función de los diversos orígenes nacionales de los migrantes. Según las necesidades del capitalismo global, políticas que garantizaran una migración ordenada, controlada y selectiva se presentaron como la solución por parte de los Estados. Este proceso acentuó las características cosmopolitas de una Buenos Aires que se abría al flujo de migrantes latinoamericanos bajo ciertas condiciones laborales. Ahora bien, las juventudes migrantes también transformarán las características de lo local a partir del contacto que generan en redes de sociabilidad política, cuestión que examinaremos en el siguiente apartado.

Luchas migrantes ¿Qué ciudadanía construyen las/os jóvenes?

La construcción de ciudadanía es un fenómeno no exento de conflictos sino que, por el contrario, implica un proceso de luchas sociales por la expansión, la profundización y la resistencia a la pérdida de derechos (Pereyra, 2005). Las luchas por la expresión de ciudadanía transnacional complejizan el panorama, teniendo en cuenta la intervención de los Estados de origen y destino, así como el de muchas otras instituciones no estatales que permiten y, a la vez, condicionan las prácticas políticas de los migrantes. Además de las vinculaciones internacionales entre países del bloque, también hubo iniciativas de vinculación transnacional entre algunos de los gobiernos y sus diásporas. Por ejemplo, en Argentina y más precisamente en Buenos Aires, fueron visibles las demandas de las/los emigradas/os por obtener el derecho al voto en el exterior y también se hicieron frecuentes las visitas de mandatarios para captar el voto de las/os migrantes en favor de un candidato u otro.

A las luchas por la conquista del derecho al voto desde el exterior se sumaron otras por el mantenimiento de vínculos con la sociedad de origen, a través del ejercicio de una ciudadanía activa en otros planos. A partir del trabajo de campo en eventos culturales y políticos, manifestaciones y marchas, entramos en contacto con jóvenes migrantes y activistas de distintas nacionalidades que constituyeron entre 2010 y 2015 diversas agrupaciones, preocupadas/os por la realidad en sus países de origen. Tal es el caso de la organización de jóvenes colombianas/os ?Congreso de los Pueblos Capítulo Argentina? que ha seguido de cerca el conflicto armado y las negociaciones por la Paz en Colombia o de jóvenes mexicanas/os en la ?Asamblea de Mexicanxs en Argentina?, quienes denuncian la militarización de la vida en la sociedad mexicana y la corrupción estatal en la guerra contra el narcotráfico.

También jóvenes ecuatorianas/os, salvadoreñas/os y hondureñas/os participan del ?Movimiento Centroamericano 2 de Marzo?, en la defensa del medio ambiente y los derechos de pueblos indígenas en esa región. Además, otras causas convocan a los jóvenes como las luchas contra la privatización de la educación de chilenas/os nucleados en la ?Asamblea de Exiliados X la Educación de Mercado?; o la resistencia organizada de las/os jóvenes contra procesos de ruptura democrática y atentados contra los derechos humanos en Paraguay (?Movimiento 138 Colectivo de Resistencia Cultural?), Bolivia (?Simbiosis Cultural?, ?Generación Evo Argentina? y ?Jallalla Juventud?) y Brasil (?Coletivo Passarinho?). Asimismo, también hay espacios de incipiente organización en torno a la temática de la migración y los derechos de la diversidad sexual, por ejemplo, en el colectivo ?Amor Migrante? o en torno a los derechos por la salud sexual y reproductiva en la Comisión Migrantes de la ?Red Argentina de Jóvenes Positivos? (RAJAP).

Estos espacios en su mayoría están integrados por jóvenes migrantes e hijas/os de migrantes, quienes desarrollan prácticas y redes informales de participación política, en luchas que combinan acciones transnacionales. En cuanto a su forma, las prácticas políticas de las/os jóvenes implican una novedad ya que incluyen ?aspectos más formales, como las elecciones, la membresía en partidos o sindicatos; y menos formales como la participación en diferentes tipos de organizaciones de la sociedad civil, las movilizaciones espontáneas y los contactos por Internet? (Østergaard-Nielsen, 2010: 10).

En cuanto al contenido de esas prácticas, coincidimos con Naranjo (2016) en que a través de las ?luchas migrantes? las personas pugnan por la igualdad de derechos, desobedecen las fronteras y actúan como si fueran ciudadanosde Estados que no los reconocen como tal. De este modo, mediante el ejercicio de prácticas que no son reconocidas formalmente, los migrantes construyen ciudadanía desde una participación activa y una agencia política que no sólo se traduce en un estatus legal sino que lo desborda, desafiando los mismos límites de la comunidad política (Naranjo, 2016: 69).

Así, entendemos que a partir de sus prácticas políticas en Buenos Aires las/os jóvenes latinoamericanas/os construyen una ciudadanía activa que vincula los conflictos de los países de origen y su impacto sobre la migración. De este modo, su participación política se estructura en torno a la defensa del derecho a migrar, pero también el derecho a no migrar, responsabilizando a los Estados por ello. En este sentido, jóvenes de distintas nacionalidades establecieron puntos de contacto en su activismo contra procesos sociales, políticos y económicos similares en sus respectivos países de origen, tales como la acción de empresas multinacionales que generan explotación laboral, desempleo, invasión de cultivos transgénicos y expulsión del campo de ciudadanos obligados a migrar para garantizar su sustento. También denuncian la corrupción, el autoritarismo y la complicidad de los gobiernos que permiten estos procesos de extranjerización y explotación, haciendo extensivo su rol funcional al capital transnacional en la privatización de la educación, la militarización y control de la vida, el empobrecimiento de sus ciudadanos y la desinformación respecto de los que viven en el exterior a partir del monopolio estatal de los medios de comunicación.

Por otra parte, los cambios acontecidos en Argentina, desde el año 2015 en adelante, configuraron factores importantes que modificaron las experiencias de residencia de las/los jóvenes latinoamericanas/os. En un creciente contexto global de ?securitización? de las migraciones (Domenech, 2013), Argentina no está exenta de ello y bajo el actual gobierno del presidente Mauricio Macri se sancionaron una serie de medidas que incluyeron el incremento de los controles policiales en la frontera, la creación de un centro de detención de migrantes en pleno centro de la ciudad y la sanción de un decreto que habilita las expulsiones de migrantes sin condena firme y limita su acceso a la justicia. Todas cuestiones que modificaron radicalmente la política migratoria en detrimento de los derechos de las/os migrantes y alimentaron la xenofobia social.

En enero del 2017, la sanción del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU 70/2017) puso el foco del Estado sobre las migraciones como un ?problema? de seguridad nacional. Varela Huerta (2015) propone abordar las luchas migrantes como ?movilizaciones políticas ciudadanas protagonizadas por no-ciudadanos o por personas que permanecen clandestinizadas por las leyes que extranjerizan a los sujetos no nacionales? (2015: 151). Tal sería el escenario en Argentina actualmente, con un DNU que refuerza las desigualdades entre argentinos y extranjeros, no garantizando, por ejemplo, el derecho de acceso a la justicia para migrantes e incluso criminalizando su derecho a la protesta.

Frente a esta situación, las/os jóvenes migrantes e hijas/os de migrantes de las diversas agrupaciones mencionadas se articularon a un nuevo espacio político denominado Bloque de Trabajadorxs Migrantes (BTM). Sus miembros afirman que ?se creó como un espacio de coordinación y acción migrante para defender y luchar por los derechos que como migrantes y trabajadorxs hemos conquistado?. De tal manera, buscan articular ?una resistencia conjunta frente a la ofensiva de los gobiernos de turno que (los) han utilizado como chivo expiatorio para ocultar sus responsabilidades en las sucesivas crisis económicas y políticas? (Declaración del BTM en su página de Facebook).

Observamos con Glick Schiller (2010) que, si bien los migrantes son sujetos atravesados por dinámicas globales que reproducen desigualdades de poder en las localidades en las que se asientan, también señala la autora que los migrantes son ?agentes en la restructuración de las localidades? (Glick Schiller, 2010: 22). De este punto de vista, nos preguntamos si, en un contexto regresivo de la política migratoria, el activismo de estas/os jóvenes cobra nuevos sentidos e identidades que pueden transformar las características de lo local.

A través de sus luchas en Buenos Aires, nuestros interlocutores construyen una subjetividad a partir de ciertos rasgos que los identifican: su adscripción etárea (jóvenes), social (estudiantes y trabajadorxs), política (latinoamericanxs), ideológica (de izquierda) y su origen migratorio (migrantes y/o hijxs de migrantes) y de género (mujeres, hombres, gays, lesbianas, transexuales). Ahora bien, detengámonos en la construcción identitaria como ?latinoamericanxs?. Dicha identificación -más allá de su origen cultural, geográfico y migratorio- expresa la construcción de una identidad política. Entre éstas/os jóvenes, ?lo latinoamericano? se instituye como una estrategia de resistencia o de negociación de las condiciones de opresión bajo las cuales el sistema las/os ubica. Para entender la construcción de esta nueva identidad política en simultáneo con otras, creemos que el concepto de interseccionalidad puede ser iluminador. Viveros (2016) señala la importancia de analizar los contextos situacionales en los que se actualizan distintos órdenes de clase, género y raza, ya que ?permiten dar cuenta (?) de las posibilidades que tienen los agentes sociales de extender o reducir una faceta particular de su identidad (Viveros, 2016: 12). De esta manera, entendemos a los sujetos como actores con agencia, quienes despliegan diferentes estrategias para moverse entre identidades y explorar otras posiciones frente a la dominación. En las luchas de los jóvenes observamos fluctuaciones entre diversas identidades y su instrumentación política, según reclamen como ciudadanos del país de origen y/o como migrantes o hijos de migrantes en el país, como lo demuestra el análisis de algunas situaciones contextuales.

En primer lugar, las/os jóvenes participan del Bloque como migrantes, pero disputan el sentido de ser ?extranjeras/os? con las autoridades locales. Por ejemplo, la Dirección de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad hace años implementa el programa ?Buenos Aires Celebra? que invita a las colectividades de diferentes países a ?mostrar su cultura? a los argentinos en eventos que ofrecen ferias gastronómicas y espectáculos musicales. En el 2017 los jóvenes del BTM intervinieron los stands para informar a nativas/os y extranjeras/os que frecuentaban el evento sobre el DNU e instalar el debate por sus derechos humanos. Este tipo de acciones, no sólo cambia las reglas del juego para la participación pública de los migrantes, que ya no lo hacen en términos de colectividades separadas, sino que además redirigen la apuesta para reclamar por la diversidad desde un enfoque de derechos.

En segundo lugar, la participación de las/os jóvenes en espacios locales no sólo se da desde su condición de migrantes. El Bloque manifestó apoyo a organizaciones argentinas en diversas causas como: la defensa del trabajo, junto a sindicatos y trabajadores argentinos despedidos por la empresa multinacional Pepsico; la reivindicación de la igualdad de género, junto al movimiento #NiUnaMenos; y en defensa de la democracia, participando en movilizaciones junto a organizaciones de derechos humanos en Argentina, entre otras cosas. Estas nuevas articulaciones construyen una ciudadanía basada en algo más que sus derechos como migrantes. Aluden también a sus roles como trabajadores, mujeres y ciudadanas/os, ya que se ven afectados no sólo por la política migratoria sino también por políticas nacionales y locales de la ciudad en la que viven.

En síntesis, entendemos que las luchas migrantes que desarrollan estas/os jóvenes no se limitan a la identificación con un origen migratorio, sino que lo trascienden, dada la composición de estas juventudes que eligen pensarse como latinoamericanxs para defender a nivel local, nacional, internacional y global a partir de lo que llamamos el ejercicio de una ciudadanía transnacional.

Algunas conclusiones

En este trabajo pretendimos delinear algunas de las prácticas políticas de un segmento de jóvenes migrantes e hijas/os de migrantes que se auto identifican como ?latinoamericanxs? en Buenos Aires.

En primer lugar, presentamos la heterogeneidad de esta ?juventud latinoamericana?, distinguiendo entre quienes vinieron de adultos, quienes vinieron de pequeños con sus padres y quienes son argentinos hijos de migrantes. De este modo, comprendimos que las diversas experiencias de movilidad y no movilidad que los atraviesan, a pesar de las diferencias, configuran nuevas formas de sociabilidad y activismo político en relación a la migración. Dicho activismo configura una subjetividad migrante que amplía las relaciones sociales entre jóvenes conectados por ideologías, consumos culturales, recorridos educativos y laborales que producen una identificación común en el reclamo de derechos hacia diferentes Estados en simultáneo. Asimismo, su acción política transnacional involucra tanto a quienes migraron como a quienes no lo hicieron, por eso nos parece fundamental comprender las redes sociales y políticas en la migración a partir del concepto de ?movilidades/no movilidades? que permite ilustrar esta diversidad de procesos.

En segundo lugar, repasamos la importancia geográfica y geopolítica de Buenos Aires como localidad transformada por las migraciones, pero también moldeada por políticas globales y regionales que regulan las movilidades en la fase actual del capitalismo. Por un lado, analizamos la complejidad de motivos que llevan a los jóvenes a desarrollar una migración ?no tan voluntaria?. La existencia de políticas neoliberales que los expulsan de sus países de origen se compensa con políticas locales de Argentina en las que encontraron alternativas para concretar sus proyectos formativos en Buenos Aires. Por otra parte, revisamos el camino inverso a partir del cual Argentina implementó políticas locales en función de necesidades del capitalismo global y de las relaciones de poder a nivel regional que regulan y habilitan regímenes de movilidad específicos.

En tercer lugar, examinamos la participación de los jóvenes en las luchas migrantes y el desarrollo de una subjetividad específica en torno a criterios identitarios que determinan sus prácticas políticas y las demandas que articulan en sus organizaciones. En este caso, observamos que la ?latinoamericanidad? se construye como una identidad política específica, compartida entre jóvenes migrantes e hijas/os de migrantes, que son estudiantes, trabajadores y activistas afines a ideologías de izquierda en la región. A la vez, esta identidad latinoamericana se conjuga con otras a las que las/os jóvenes adscriben e instrumentan políticamente en sus reclamos, ya sea como ?trabajadorxs?, ?mujeres? y/o ?ciudadanxs? argentinos.

Por último, queremos señalar que encontramos una relación entre las luchas migrantes y los diferentes contextos históricos en las que se producen. Como mencionamos, entre el 2010 y el 2016, en plena vigencia de una ley migratoria argentina garantista de los derechos de los migrantes, los jóvenes concentraron su activismo principalmente en organizaciones que dirigían sus reclamos hacia los países de origen como ciudadanos en el exterior. Por otra parte, a principios del 2017, bajo un contexto restrictivo de la migración, se suman nuevas articulaciones a las ya existentes entre las/os jóvenes con el objetivo de defender sus derechos como migrantes y ciudadanos en Argentina. Esta relación entre las luchas migrantes y los contextos en lo que se desarrollan influye sobre las configuraciones identitarias que adoptan las/os jóvenes.

En resumen, todas estas son cuestiones recientes que dejan sembrada una incógnita sobre la potencialidad que puede tener este tipo de organización entre migrantes e hijos de migrantes, ya sea para contrarrestar políticas públicas que los afectan o bien para transformar las concepciones sociales sobre la diversidad, la migración y/o sobre la misma identidad argentina. Con respecto a lo último, esperamos indagar en futuros estudios si estas nuevas dinámicas de socialización y de lucha política entre los jóvenes pueden transformar las posibilidades de pensar en una Buenos Aires latinoamericana.

Considerando que históricamente la metáfora del ?crisol de razas? negó y subsumió la diversidad en el supuesto origen cultural europeo de los argentinos, nos preguntamos si esta nueva reivindicación de lo latinoamericano entre las/os jóvenes ?sobre todo hijas/os de migrantes? puede construir nuevas lógicas en torno a la construcción cultural de la diferencia.

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Notas

[1] Doctoranda en Antropología Social IDAES-UNSAM
[2] Para más información recomendamos ver los documentales ?Al otro lado de la cordillera? (2013) y ?Exiliados de mercado? (2014), fuentes producidas por las y los jóvenes migrantes.
[3] Emilio, 32 años. Vino de Asunción y llegó en el 2012 para estudiar Cine en la Universidad Nacional de las Artes.
[4] Igor, paraguayo de 27 años, de San Ignacio. Vino por primera vez a los 15 años, después de varias idas y vueltas se quedó de forma más permanente. Estudia Sociología en la Universidad de Buenos Aires.
[5] Dicha ley migratoria se sancionó durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983), en contraposición con las garantías consagradas en la Constitución Nacional y los tratados internacionales de Derechos Humanos.
[6] Vale destacar que la sanción de la ley, durante el Gobierno de Néstor Kirchner, generó un amplio debate parlamentario y público que recogió las demandas y reivindicaciones de las organizaciones de migrantes y organizaciones a favor de la defensa de los derechos humanos en el país.
[7] Tal es el caso de la migración africana y asiática que fue contemplada bajo el decreto N°1169 sobre ?Regularización migratoria de ciudadanos nativos fuera de la órbita del MERCOSUR? (2004) con requisitos y condiciones más complejas para garantizar su ingreso y permanencia en el país.


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